Hotel Rural
Son Granot

Historia de Son Granot

‘La hermosa propiedad de Son Granot, encaramada sobre unas rocas’. Así se refería el Archiduque Luis Salvador de Austria a la finca en su crónica de 1891 recogida en la enciclopedia ‘Die Balearen’.

Perteneciente, en origen, a la finca Son Calàpat (sign.: sapo), Son Granot (sign. granot(a): rana) parece seguir la nomenclatura inspirada en los anfibios que probablemente poblaban la zona, caracterizada por la abundancia de agua, viejos viñedos y fértiles huertos de regadío.

Durante años se creyó que la airosa casa había sido construida en el s. XVIII, durante la dominación inglesa. Sin embargo, la historia sitúa la construcción de la casa hacia los años 60 del s. XIX, de autor desconocido, que, eso sí, supo concentrar sobre sus muros, arcos y escalinatas el estilo de la más distinguida arquitectura colonial inglesa.

D. Sebastián Vives Batle, hijo de quien fundara en Madrid la distinguida pastelería frecuentada por ricos aristócratas y burgueses de postín ‘La Mahonesa’, citada en ocasiones por Pérez Galdós en algunas de sus novelas, es quien manda construir Son Granot, tras traspasar la renombrada confitería y regresar a la isla.

Durante 160 años Son Granot fue cambiando de manos entre las distintas familias acomodadas del Mahón burgués hasta que a finales de los 90 fue comprada por un empresario andorrano que convirtió la finca en uno de los primeros hoteles rurales de Menorca.

La pasión y sensibilidad por la botánica de su esposa, Amanda, fue lo que convirtió la finca rural en un extenso jardín repleto de árboles y plantas tanto autóctonas como procedentes de otras partes del mundo. Un Jardín del Edén en el campo menorquín.

En 2021 Son Granot se incorpora a Jardí de ses Bruixes Collection pasando a formar parte de nuestro patrimonio arquitectónico histórico destinado a ser rehabilitado. Nuestra pasión: devolver el alma a estas viejas casas y abrirlas al mundo.

Son Granot, nuestro Hotel Rural

La finca de Son Granot sigue tan viva como cuando era una finca rural.

La forman jardines, campos, bosques, una gran era cubierta, las antiguas boyeras, un aljibe, una piscina, un restaurante, un sendero que rodea toda la finca y la maravillosa casa principal de finales del s.XIX.

Un pequeño paraíso a dos pasos de Mahón, Es Castell y San Luis. En el campo, pero cerca de todo.

Las 14 estancias de Son Granot se encuentran tanto en la casa principal como en lo que habían sido las boyeras de la finca, el ‘cottage’.

Ocho de las habitaciones dobles, todas ellas con vistas al campo o al mar, están en el edificio principal. Las demás se reparten en tres apartamentos ideales para familias o para grupos de 4 o 6 personas. Hablamos del ‘cottage’. Cada unidad con su jardín y terraza privada y, además, una con aljibe propio donde darse un refrescante chapuzón (¡el agua es de pozo!), una con terraza en pleno huerto desde donde disfrutar de las puestas de sol y otra con su jacuzzi al aire libre. Cada apartamento tiene su toque especial y sorprendente. ¿El plan ideal? Reservarlo entero para una familia de 14 y disfrutar de todo.

Son Granot es mucho más que un hotel. Sus extensos jardines y campos son escenario de unas vacaciones de relax y en contacto con la naturaleza perfectas.

Refrescarse en la piscina después de un día de mar o de ‘camí de cavalls’ es el colofón a un día de calor antes de ir a cenar, ya sea en nuestro restaurante Can Los, o sea, en casa, o en cualquier otro de los muchos y buenos restaurantes que tiene Menorca, muchos de ellos a un paseo de distancia.

Vive Son Granot a tu aire y tu antojo. Es la gracia.